miércoles, 28 de diciembre de 2016

Cuando Falta Orientación Laboral en la Educación…

Hoy en día nuestras salas de clases, cuentan con una variedad de estudiantes que teniendo 18 años, quieren trabajar y estudiar, ya que los recursos para un joven estudiante siempre son escasos y las mesadas en algunos casos se traducen en una asignación de movilización, si a lo expuesto le agregamos el hecho de que en nuestro país la gratuidad es una ilusión colectiva, ya que de alguna u otra forma cada día que pasa el estudiante goza más de una situación de privilegio que de la posibilidad de acceder a un derecho. Por estas razones, aparece la necesidad de trabajar con la pura y atractiva intensión de tener los recursos que posibiliten darse un pequeño gusto, trasladarse, comprar útiles, financiar cerros de fotocopias, sin que esto implique una independencia total del presupuesto familiar o la salida del hogar, de nuestra castigada clase media emergente, vale decir, sin que estos mínimos recursos de un trabajo juvenil, obliguen a renunciar a los beneficios de ser carga familiar, ni menos perder los beneficios asociados a la salud.

Entonces, muchos de nuestros jóvenes de enseñanza media como también aquellos estudiantes de los primeros años de enseñanza superior, que se encuentran en la búsqueda de becas y beneficios crediticios, se dan cuenta que, por el hecho de haber tratado de ser una ayuda en su proceso formativo, levantaron un obstáculo por el sólo hecho de haber perdido la condición de carga familiar y que alguien en su proceso de enseñanza, sólo les habló de vocación, pero no los orientó laboralmente.

Porque, cuando un joven firma un contrato de trabajo, no sólo debe ingresar a una AFP, actualmente Habitat, además debe adscribirse al sistema de salud, ya sea en el sistema público FONASA o bien en el sistema privado ISAPRE, quienes cumplen rigurosamente con la ley. Por tanto, este joven que ha querido ser una ayuda en su hogar, pierde la calidad de carga familiar, independiente al hecho de que la ley señala que los requisitos que deben cumplir las personas que pueden acceder a ser carga familiar. En el caso de los mayores de 18 años, pueden ser carga familiar hasta los 24 años siempre y cuando la persona sea soltera y acredite estar estudiando tanto en la enseñanza: media normal, técnica, especializada o en alguna institución de educación superior reconocida por el Estado de Chile. Además, al ser mayor de edad, debe vivir a expensas del beneficiario.


Ósea, si un joven quiere tener su propio dinero y trabajar para ello, sin perder la calidad de beneficiario como carga familiar, este debe tener en cuenta que no puede recibir una renta igual o mayor al 50% del sueldo mínimo, para ello una solución sería la emisión de boletas de honorarios.